Expertos católicos advierten sobre la IA: “Aún no es tarde para volver a meter al genio en la lámpara”
19 de agosto del 2025
En un momento en que la inteligencia artificial se integra cada vez más en la vida cotidiana, un destacado experto católico en bioética ha lanzado una alerta sobre los riesgos que esta tecnología puede representar para la sociedad y la fe. A través de un análisis profundo, el teólogo moral Charles Camosy subraya que la IA no solo transforma la cultura, sino que también puede afectar nuestra humanidad esencial, y recuerda que todavía es posible encauzar su desarrollo al servicio del bien común.
«La inteligencia artificial puede transformar nuestra cultura y nuestras relaciones, pero todavía es posible guiarla al servicio de la humanidad y preservar lo que nos hace verdaderamente humanos.»
Un cambio tecnológico que impacta nuestra cultura
Camosy, profesor de bioética en la Universidad Católica de América, ha comparado la revolución tecnológica actual con la revolución industrial del siglo XX, que también transformó profundamente la cultura y la sociedad. En declaraciones a EWTN News In Depth, señaló que, al igual que en aquella época, es necesario reflexionar sobre cómo responder a estos cambios de manera ética y responsable.
El experto afirma que la IA ya está alterando la forma en que nos comunicamos y nos relacionamos: “Las personas a menudo no pueden notar la diferencia cuando hablan con un ser humano o un chatbot”, advirtió. Esta confusión, explicó, es preocupante porque pone en riesgo la comprensión de que somos seres hechos a imagen y semejanza de Dios, con un alma y una capacidad de relación que ninguna máquina puede replicar.
Riesgos para la intimidad y la soledad humana
El problema no se limita a la tecnología en sí misma, sino a sus efectos sobre la vida social y afectiva. Camosy señaló que, en medio de una epidemia de soledad, muchas personas se vuelven vulnerables a la interacción con chatbots, que pueden imitar la atención y el cuidado humano sin realmente ofrecerlo. “Si vivimos en un mundo donde estamos adictos a nuestros teléfonos y carecemos de relaciones auténticas, los chatbots llenan un vacío de manera ilusoria, pero no satisfacen la necesidad genuina de intimidad y amistad”, advirtió.
El teólogo recordó que la Iglesia ha abordado estas cuestiones desde hace varios años, a través de grupos de trabajo que analizan los desafíos de la IA y su relación con la inteligencia humana. Entre estos recursos destaca el documento del Vaticano Antiqua et Nova, que reflexiona sobre la inteligencia artificial desde una perspectiva católica.
Transhumanismo, trabajo y humanidad
Camosy también advirtió sobre la conexión entre la IA y el transhumanismo, un movimiento que busca modificar la biología humana mediante la tecnología, difuminando los límites entre lo real y lo artificial. Este fenómeno plantea preguntas profundas sobre la identidad, la ética y la dignidad humana.
“El trabajo es una parte integral de la experiencia humana y necesitamos protección para los trabajadores en esta nueva era tecnológica”, subrayó. Aun así, aseguró que “no es demasiado tarde para volver a meter al genio en la lámpara”, promoviendo un desarrollo de la IA que sirva al ser humano y no lo sustituya. En su opinión, es posible crear una cultura en la que la tecnología potencie nuestra humanidad, en lugar de comprometerla.
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