Es de recordar que Nuestra Señora, en Fátima, en el año 1917, les mostró a los tres pastorcitos el infierno.
A ojos del mundo esto puede ser una locura, como todo lo que tiene trascendencia divina y el mundo y la carne no contemplan, no obstante, Nuestra Madre, a raíz de esto, le quiso hacer ver a toda la humanidad que era necesario un cambio de vida, una conversión, un cambio de rumbo en nuestras vidas y volver a Dios arrepintiéndonos sinceramente de nuestras faltas de amor, de nuestro ensimismamiento, en definitiva, de nuestro pecado.
Dice San Pablo en su carta a los efesios: «La noche está avanzada, pero el día está cerca» (Romanos 13:12). Es justamente cuando tenemos el mayor punto de oscuridad en la noche, el mayor tiempo de oscuridad transcurrido, cuando más cerca está de llegar la luz del sol, y por tanto, la claridad. Hay un tiempo, Dios no permite que la noche, la oscuridad, sea para siempre, eso sería un desastre para siempre, como lamentablemente puede tener una persona atea en su pensamiento, que esto todo, no tenemos trascendencia, por lo tanto, comamos y bebamos que mañana moriremos, hagamos lo que nos apetezca, lo que nuestras pasiones nos guíen y de esta manera viviremos hoy para morir mañana y se acabó. Pero gracias a Dios esto no es así, ya que Dios no nos creó para la muerte, si no para la vida, pero este tema no respecta en esta reflexión.
Dios tiene sus tiempos y sus intervenciones, pero la noche está avanzada, y hoy en día la noche está muy avanzada, la noche del pecado, todo lo que en definitiva dice San Pablo: comilonas, borracheras, lujurias, desenfreno, riñas y envidias, todo esto está más que avanzado, solo tenemos que alzar un poco la mirada a nuestro alrededor para ver como los hombres están totalmente olvidados de Dios. Perdón, totalmente no, gracias a Dios hay muchas personas católicas coherentes con su fe, que creen en Jesucristo como Dios y Salvador. No obstante, en la sociedad en general, la noche está muy avanzada pero el día se acerca.
Así como en los tiempos de Noé el pecado estaba muy avanzado y había algunos que estaban escuchando la voz de Dios, y la voz de Dios decía; No te dejes llevar por las cosas del mundo, lleva una vida totalmente dependiente de Dios; oración, virtud, hacer todo el bien posible a nuestro alrededor y dejemos, pues, las obras de las tinieblas (que podemos participar de ellas), pudiendo empezar con cosas pequeñas, como el orgullo, la vanidad, alejarnos de la oración, desesperarnos con nosotros mismos… el demonio también es astuto y no va a tentar con cosas muy grandes a las personas que están en el camino del bien, por lo que va poco a poco, de una cosa pequeña a cada vez una cosa más grande, para no dejarse ver al completo.
Dejemos pues las obras de las tinieblas, ya que, cada uno de nosotros tenemos algún puntito de tiniebla y hay que dejar esto por completo llevando una vida de santidad.