El Papa León XIV: “Los santos son signos luminosos de esperanza que iluminan el mundo con su fe”
21 de octubre de 2025
En una audiencia cargada de emoción y gratitud, el Papa León XIV recibió en el Vaticano a los peregrinos y delegaciones de los siete nuevos santos canonizados este domingo. El Pontífice destacó que sus vidas son “signos luminosos de esperanza”, ejemplos concretos de fidelidad, caridad y valentía que inspiran a los creyentes de hoy a vivir su fe con alegría y compromiso.
“Los hombres y mujeres que ayer proclamamos santos son para todos nosotros signos luminosos de esperanza, porque ofrecieron su vida por amor a Cristo y a los hermanos.”
"Los santos no son héroes del pasado, sino maestros del presente. Ellos nos enseñan que el Evangelio no se predica solo con palabras, sino con una vida entregada a Dios y a los hermanos."
Venezuela celebra a sus dos primeros santos: testigos de fe cotidiana
Durante su discurso, el Papa dirigió una mirada especial a Venezuela, país que este domingo celebró con júbilo la canonización de Santa Carmen Rendiles y San José Gregorio Hernández, los primeros santos venezolanos reconocidos oficialmente por la Iglesia.
Con palabras llenas de afecto, el Pontífice expresó su deseo de que este acontecimiento sirva como “un fuerte estímulo para que todos los venezolanos se congreguen y sepan reconocerse como hijos y hermanos de una misma patria”.
Recordó que tanto Carmen Rendiles como José Gregorio Hernández vivieron su fe en la sencillez y el servicio, irradiando la presencia de Dios en cada gesto cotidiano. “Dios estaba presente en sus vidas y las transformaba, haciendo de la existencia de personas normales, como cualquiera de nosotros, lámparas que iluminaban con una luz nueva”, afirmó León XIV.
El Papa subrayó la vigencia de su testimonio en un mundo marcado por la indiferencia y la división: “Fueron personas muy semejantes a nosotros, que afrontaron dificultades familiares, sociales y económicas, pero que no perdieron la esperanza. Su ejemplo nos muestra que la santidad puede vivirse en la vida diaria, en el trabajo, en la enfermedad o en el servicio humilde.”
Asimismo, invitó a todos los fieles a reconocer en los demás un llamado común a la santidad:
“Quien vive a mi lado está llamado a la misma santidad. Debo verlo como un hermano a quien amar y respetar, compartiendo el camino de la vida y construyendo juntos el Reino de Dios con alegría.”
El Pontífice también destacó que la fe de estos santos es un recordatorio contra el materialismo y la desesperanza: “Si Dios es nuestra recompensa eterna, nuestros esfuerzos no pueden quedar reducidos a metas efímeras o indignas. El amor es la única conquista que no se corrompe.”
Los nuevos santos: pastores, mártires y misioneros del Evangelio
El Papa León XIV dedicó unas palabras personales a cada uno de los santos recién canonizados, resaltando el valor universal de sus testimonios y el mensaje que cada uno deja a la Iglesia.
De San Ignacio Maloyan, arzobispo armenio martirizado en 1915, el Pontífice dijo que fue “un pastor según el corazón de Cristo”, que no abandonó a su pueblo en la persecución y prefirió la muerte antes que renegar de su fe. “Cuando se le ofreció la libertad a cambio de negar a Cristo, eligió permanecer fiel hasta el derramamiento de su sangre. Su ejemplo es una fuente de reconciliación y paz para todos.”
El Santo Padre confió que la intercesión de Maloyan “renueve el fervor de los creyentes y haga florecer la esperanza en los pueblos que sufren el peso de la violencia y la guerra”.
Sobre San Pedro To Rot, el catequista y padre de familia de Papúa Nueva Guinea asesinado por defender el matrimonio cristiano durante la ocupación japonesa, el Papa afirmó que su vida fue “un inspirador ejemplo de firmeza y fortaleza en la fe”.
“San Pedro To Rot nos invita a defender las verdades del Evangelio aun a costa del sacrificio personal. Su testimonio nos enseña a confiar siempre en Dios en medio de las pruebas.”
El Pontífice recordó que este mártir papú fue asesinado en 1945 a los 33 años por continuar su labor pastoral en secreto, a pesar de las prohibiciones impuestas por las fuerzas de ocupación. “Su valor extraordinario —dijo— muestra que el amor a Cristo puede más que el miedo, y que la verdad siempre encuentra caminos incluso en tiempos de oscuridad.”
Por su parte, de Santa María Troncatti, misionera salesiana que dedicó su vida al servicio de los pueblos indígenas del Ecuador, el Papa destacó su caridad sin fronteras:
“Curó los cuerpos y los corazones con el amor que brota de la fe y la oración. Su labor incansable es un ejemplo de caridad que no se rinde ante las dificultades, sino que las convierte en ocasión para un don total de sí misma.”
También recordó el ejemplo de Santa Vicenta María Poloni, fundadora de las Hermanas de la Misericordia, cuya vida estuvo marcada por la entrega a los enfermos y marginados. “Ella nos anima a perseverar en el servicio cotidiano a los más frágiles; porque es precisamente allí donde florece la santidad de vida.”
Por último, el Papa evocó la figura del italiano San Bartolo Longo, abogado convertido en apóstol del Rosario y fundador del santuario de Pompeya. “Dedicó todas sus energías a promover la fe y el amor a María mediante la caridad hacia los huérfanos, los pobres y los desesperados. Recomiendo de corazón esta oración del Rosario a todos, porque con ella asimilamos el Evangelio y aprendemos a ponerlo en práctica.”
Santos para un tiempo de crisis: testigos que abren caminos de esperanza
Conmovido por la respuesta de los fieles, el Papa León XIV concluyó su mensaje recordando que la santidad no es un ideal inalcanzable, sino una meta posible para todo cristiano que abre su corazón a Dios.
“La vida de estos hombres y mujeres —dijo— nos recuerda que el Evangelio puede vivirse en cualquier estado de vida, en la pobreza o en la abundancia, en el silencio o en el martirio, en el servicio humilde o en la misión.”
El Pontífice invitó a los católicos a mirar a los santos no como figuras lejanas, sino como compañeros de camino que nos inspiran a redescubrir la alegría del Evangelio. “Ellos fueron personas comunes transformadas por el amor de Cristo. En su ejemplo descubrimos que la santidad no consiste en huir del mundo, sino en amarlo con el corazón de Dios.”
Para el Papa León XIV, los santos canonizados representan una llamada urgente a la esperanza en tiempos de incertidumbre y división: “En un mundo que parece oscurecerse por la guerra, la indiferencia y la desesperanza, los santos son luces encendidas que nos guían hacia el amor, la reconciliación y la paz.”
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