El Vaticano dedica un sello a San John Henry Newman, nuevo Doctor de la Iglesia: “Un hombre donde la fe y la razón se abrazan”
17 de noviembre del 2025
El Servicio de Correos y Filatelia del Vaticano ha lanzado una nueva emisión que une arte, fe y homenaje. Se trata de un sello postal con la imagen de San John Henry Newman, proclamado recientemente Doctor de la Iglesia por el Papa León XIV el pasado 1 de noviembre. La estampilla, que tiene un valor de 1,35 euros y una tirada de 67.000 ejemplares, reproduce una pintura del teólogo inglés realizada por el artista malagueño Raúl Berzosa, y se ha convertido en un símbolo tangible del reconocimiento eclesial a uno de los pensadores más influyentes del siglo XIX.
“En Newman, la fe y la razón no se oponen: se iluminan mutuamente”, afirmó Berzosa al presentar la obra que ahora recorrerá el mundo en cada carta enviada desde el Vaticano.
“El Adviento no es esperar algo, sino a Alguien: Jesús. Y cada niño que reza con Theo aprende que la mayor aventura está en abrir el corazón al amor de Dios”.
Una emisión con alma: el arte al servicio de la fe
La presentación oficial tuvo lugar el 7 de noviembre, en un acto donde el Vaticano mostró también otras emisiones especiales dedicadas a los últimos viajes internacionales del Papa Francisco —los últimos de su pontificado—, al centenario de la canonización de Santa Teresa del Niño Jesús, a Santa Kateri Tekakwitha como “testigo de esperanza”, a los 550 años del nacimiento de Miguel Ángel, y al 75º aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Indonesia.
En ese contexto, la figura de Newman —sacerdote, teólogo, intelectual y converso— destaca como símbolo de diálogo entre fe y cultura, una herencia que León XIV quiso reconocer elevándolo al rango de Doctor de la Iglesia, el título más alto de honor teológico dentro del catolicismo.
La pintura de Raúl Berzosa que sirve de base para el sello muestra al santo británico con el rostro sereno, la mirada profunda y una luz cálida que envuelve su semblante. “No buscaba el simple parecido físico —explicó el pintor—, sino captar su alma contemplativa, ese gesto de quien medita ante el misterio de Dios”.
Berzosa confesó que realizó la obra hace años, sin imaginar que acabaría en una emisión oficial del Vaticano: “Fue una sorpresa y una enorme alegría. Trabajé desde la fe y la belleza, y ahora veo cómo la Providencia da a cada obra el lugar que le corresponde”.
“Intenté que el espectador sintiera algo de esa claridad interior que definió su vida: la serenidad de quien ha encontrado la verdad”, señaló el artista español.
Newman, el buscador de la verdad que unió fe y razón
John Henry Newman nació en Londres en 1801 y fue originalmente presbítero anglicano, profundamente comprometido con la búsqueda de la verdad teológica. Su conversión al catolicismo en 1845 marcó un hito en la historia religiosa de Inglaterra. Desde entonces, dedicó su vida al estudio y la enseñanza, defendiendo que la razón humana y la fe divina no son enemigas, sino aliadas en el camino hacia Dios.
Su pensamiento influyó profundamente en la Doctrina Social de la Iglesia y en la comprensión moderna del papel de la conciencia. Su célebre afirmación —“Cor ad cor loquitur”, el corazón habla al corazón— se convirtió en el lema de toda una vida de diálogo interior con la verdad.
La proclamación de Newman como Doctor de la Iglesia por el Papa León XIV reconoce no solo su genialidad teológica, sino también su ejemplo como modelo de conversión intelectual y espiritual. En un tiempo marcado por la polarización cultural y el relativismo, su figura reaparece como puente entre fe y pensamiento, razón y amor, ciencia y alma.
“Newman enseña que creer no es renunciar a pensar, sino pensar hasta el final desde el amor de Dios”, destacó un portavoz de la Oficina Filatélica del Vaticano durante la presentación.
El arte como lenguaje de lo eterno
Para el pintor Raúl Berzosa, cuya obra ya había sido reconocida en ámbitos eclesiales por su profundidad espiritual, este proyecto ha sido también un acto de oración. Inspirado en una antigua fotografía en blanco y negro del santo, el artista trabajó la luz, el color y la expresión hasta lograr una presencia que trasciende lo visual: “Busqué transmitir esa serenidad que brota de quien contempla el misterio”.
Berzosa considera que el arte puede ser una herramienta privilegiada para acercar el alma moderna a lo eterno, especialmente en tiempos de ruido e inmediatez. “Vivimos en un mundo que consume rápido y olvida lo esencial. Newman invita a detenerse, a pensar, a reconciliar belleza y verdad. El arte puede ser ese punto de encuentro”, expresó.
La pintura, concebida originalmente para un entorno privado, fue seleccionada por la Oficina Filatélica del Vaticano como imagen oficial para el nuevo sello, transformando un gesto íntimo en un símbolo de universalidad. Cada estampilla, que pronto circulará por todo el mundo, lleva consigo un mensaje implícito: la búsqueda de la verdad sigue siendo un camino actual, y la belleza del Evangelio puede brillar incluso en los pequeños detalles del día a día.
Con esta nueva emisión filatélica, el Vaticano no solo rinde homenaje a un gran teólogo, sino que también propone una mirada sobre el papel de la fe en el mundo contemporáneo. San John Henry Newman, cuya vida fue un puente entre la tradición y la modernidad, resurge ahora en la palma de la mano de miles de creyentes, recordando que la belleza, cuando nace de la fe, es también un lenguaje divino. En palabras del propio Berzosa, “es emocionante pensar que una obra nacida en silencio pueda ahora evangelizar desde un pequeño sello. Porque incluso lo más pequeño, cuando lleva a Cristo, se convierte en algo inmenso”.
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