La Guardia Suiza Pontificia renueva su uniforme y su promesa: cinco siglos al servicio del Papa

07 de octubre de 2025
Guardia Suiza
En el corazón del Vaticano, la Guardia Suiza Pontificia —el ejército más pequeño y antiguo del mundo— se prepara para vivir una jornada histórica: la ceremonia de juramentación de sus nuevos reclutas y la presentación oficial de un nuevo uniforme que une tradición y modernidad. Más allá del colorido y la solemnidad de los actos, el cuerpo que protege al Papa desde hace más de quinientos años reafirma su compromiso de fidelidad absoluta al Sucesor de Pedro.

“Servir al Papa no es un trabajo, es una vocación que exige entrega total, incluso hasta dar la vida”, declaró uno de los nuevos guardias.

«Cada juramento pronunciado ante el Papa es un acto de amor a Cristo y a la Iglesia. Detrás de cada alabarda hay un corazón que reza y una vocación que se entrega.»

Un ejército con historia: cinco siglos de fidelidad y sacrificio

Fundada por el Papa Julio II en 1506, la Guardia Suiza Pontificia nació como fuerza de élite al servicio del Pontífice en tiempos convulsos para los Estados Pontificios. Su historia está marcada por heroísmo y sangre derramada, como el trágico Saqueo de Roma de 1527, cuando 147 guardias murieron defendiendo al Papa Clemente VII de las tropas del Sacro Imperio Romano Germánico. Desde entonces, su lema no ha cambiado: Acriter et Fideliter (“Valerosos y fieles”).

Hoy, 519 años después, ese espíritu se mantiene intacto. Los 135 alabarderos actuales continúan velando por la seguridad del Santo Padre, combinando la tradición ceremonial con las más exigentes labores de protección moderna. Son ellos quienes acompañan al Papa en audiencias, liturgias, visitas oficiales y traslados, siendo una presencia constante de orden y solemnidad en la Ciudad del Vaticano.

Los requisitos para ingresar al cuerpo son estrictos: ser varón, católico practicante, soltero, de nacionalidad suiza, haber cumplido el servicio militar obligatorio y medir al menos 1,74 metros. Además, los candidatos deben superar pruebas físicas, psicológicas y espirituales antes de vestir el uniforme que simboliza siglos de honor.

Un nuevo uniforme que une pasado y presente

El reciente rediseño de uno de los uniformes de gala —presentado en vísperas de la jura de los nuevos reclutas— representa un homenaje a la historia del cuerpo y una renovación estética adaptada a los nuevos tiempos.

Fabricado íntegramente en Suiza y costeado por un benefactor, cada uniforme tiene un valor aproximado de 2.000 euros y ha sido elaborado con lana de alta calidad, respetando los patrones históricos de finales del siglo XIX. No sustituirá al emblemático traje de gran gala con los colores rojo, azul y naranja —atribuido al diseño de Miguel Ángel, aunque en realidad obra del comandante Jules Repond en 1914—, sino que será utilizado en cenas oficiales y actos solemnes de representación.

El comandante Christoph Graf explicó durante la presentación que este nuevo modelo “refuerza el vínculo entre el presente y el pasado” y simboliza la continuidad de una institución que ha sabido adaptarse a lo largo de los siglos sin perder su identidad.

En palabras del propio Graf:

“Este uniforme no es solo una prenda. Es un signo de fidelidad, de historia viva y de servicio a Cristo en la persona del Papa.”

Los guardias estrenaron su vestimenta en una cena conmemorativa previa a la ceremonia de juramentación, prevista para el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, fecha elegida este año en sustitución del tradicional 6 de mayo, aplazado por coincidir con el reciente cónclave que eligió al Papa León XIV.

Juramento ante Dios y ante el Papa: el compromiso de servir hasta el final

La ceremonia de juramentación, uno de los actos más solemnes del calendario vaticano, se celebrará en el Patio de San Dámaso y contará con la presencia del Papa León XIV, quien se reunirá previamente con los reclutas y sus familias en el Palacio Apostólico.

Durante el acto, cada nuevo guardia pronunciará en voz alta su promesa:

“Juro servir fiel, leal y honorablemente al Pontífice reinante y a sus legítimos sucesores, dedicarme a ellos con todas mis fuerzas, sacrificando, si es necesario, incluso mi vida en su defensa.”

Los reclutas —27 este año— colocarán su mano izquierda sobre la bandera de la Guardia Suiza y alzarán la derecha con tres dedos abiertos, símbolo de su fe en la Santísima Trinidad. La ceremonia estará acompañada por la música y tambores de la Banda de la Guardia Suiza Pontificia, en un ambiente de recogimiento y solemnidad.

A la misa previa y al acto asistirán autoridades eclesiásticas y civiles, entre ellas la presidenta de Suiza, Karin Keller-Sutter, representantes del ejército helvético y antiguos miembros de la Guardia. Se espera la presencia de más de 4.000 personas entre familiares, amigos y peregrinos.

El Papa León XIV, en su discurso a los nuevos guardias, agradeció su entrega y los animó a inspirarse en los mártires cristianos de Roma:

“El Sucesor de Pedro puede cumplir su misión con la certeza de que ustedes velan por su seguridad. En un mundo acelerado, su fidelidad silenciosa es un testimonio de fe que sostiene al ministerio petrino.”

Vocación, disciplina y fe: el alma de un guardia del Papa

Detrás de cada uniforme hay una historia de entrega personal. “Dejar tu país, tu familia, y dedicarte por completo a una misión que puede exigirte la vida es una decisión que transforma”, afirmó Eliah Cinotti, jefe de prensa del cuerpo, quien reconoció que ser Guardia Suiza “es mucho más que un empleo: es un servicio al Evangelio”.

El recluta Darío, de 25 años, relató a EWTN News su experiencia: “Comencé a servir justo antes de la muerte del Papa Francisco y viví el cónclave y la elección del nuevo Pontífice. Lo que hemos experimentado este año, otros guardias no lo viven en toda su carrera”. Su padre también formó parte del cuerpo, y asegura que “proteger al Papa es un honor que marca para siempre”.

Cinotti añadió que, pese a los avances tecnológicos, la Guardia mantiene su esencia: disciplina, oración y humanidad. “Nuestra arma principal es la palabra”, dijo, explicando que la prioridad es evitar la violencia, aunque los guardias están entrenados y armados para responder a situaciones extremas.

El cuerpo enfrenta nuevos retos: desde el incremento de amenazas y objetos arrojados durante las audiencias papales, hasta el auge de comportamientos agresivos vinculados a trastornos o consumo de drogas. Sin embargo, la serenidad y el temple siguen siendo la norma. “El guardia está para proteger, no para intimidar”, subrayó Cinotti.

Un símbolo vivo de la Iglesia universal

El Papa León XIV ha querido resaltar la importancia espiritual de la Guardia Suiza en el marco del Año Jubilar 2025, reconociéndola como un signo visible de la universalidad de la Iglesia y del servicio fiel a Cristo.

A lo largo de los siglos, este pequeño ejército ha sido testigo de cónclaves, canonizaciones, persecuciones y reformas. Su presencia —silenciosa pero firme— recuerda al mundo que la fe también se custodia con valor, disciplina y humildad.

La ceremonia de juramentación, transmitida en directo por Vatican Media y plataformas digitales de la Santa Sede, permitirá a fieles de todo el mundo ser testigos de una tradición que combina solemnidad y fe viva.

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