Tres Papas y una profecía literaria: por qué Lord of the World sigue interpelando al mundo católico
20 de noviembre del 2025
La novela Lord of the World (1907), escrita por el sacerdote converso Robert Hugh Benson, ha sido recomendada públicamente por tres Papas de épocas distintas —Benedicto XVI, Francisco y el hoy Papa León XIV— como una obra capaz de iluminar los desafíos espirituales y culturales del siglo XXI. En un contexto de creciente secularización, avances tecnológicos vertiginosos y pérdida del sentido trascendente, este relato distópico sobre el Anticristo ha vuelto a ocupar un lugar central en la reflexión católica contemporánea.
“En un mundo que pretende prescindir de Dios, Benson recuerda que la última palabra no la tiene el poder humano, sino la esperanza cristiana”.
EL LIBRO QUE TRES PAPAS SEÑALAN COMO “PROFÉTICO”
Cuando el Papa Francisco, durante un vuelo en 2015, animó a los periodistas a leer Lord of the World, muchos se sorprendieron: ¿por qué un Pontífice recomendaría una novela apocalíptica escrita más de un siglo atrás? El propio Francisco dio la clave: la obra ayuda a entender la “colonización ideológica” y los peligros de un progreso desligado de la verdad moral.
El interés no es nuevo. Ya en 1992, el entonces cardenal Joseph Ratzinger mencionó la novela como una lectura que “da mucho en qué pensar”. Y en 2023, el cardenal Robert Prevost —actual Papa León XIV— volvió a recomendarla como advertencia sobre un mundo que pretende prescindir de la fe.
Para los tres, Benson describe con una claridad sorprendente fenómenos como el relativismo ético, el cientificismo extremo y la deriva hacia una cultura globalizada sin anclaje espiritual.
UN SACERDOTE CONVERSO ANTE UN MUNDO QUE DESPIERTA AL SIGLO XX
Robert Hugh Benson, hijo del arzobispo anglicano de Canterbury, abrazó el catolicismo en 1903. Formado en un ambiente intelectual y religioso complejo, Benson llegó a la literatura apocalíptica desde la inquietud ante las nuevas ideologías: comunismo, socialismo, liberalismo doctrinal y modernismo.
La escritora Kristen Van Uden Theriault subraya que Benson bebe de dos grandes corrientes:
- la literatura distópica en auge a finales del siglo XIX,
- y la visión teológica de San John Henry Newman, que veía en las ideologías modernas la preparación espiritual para el surgimiento del Anticristo.
La obra representa un “humanitarismo” secular que sustituye a Dios por el hombre, un orden social que reproduce la lógica del sujeto aislado y relativista, despojado de verdad y trascendencia.
UNA PROFECÍA PARA EL SIGLO XXI
La ambientación de la novela —un mundo globalizado, gobernado por un líder carismático y con instituciones internacionales que modelan la vida pública— ha llevado a muchos a considerar la obra como profética.
Theriault destaca elementos sorprendentemente actuales:
- un organismo global semejante a la ONU,
- la normalización de la eutanasia,
- y una sociedad guiada por el placer, el poder tecnológico y el rechazo sistemático de Dios.
La autora afirma que el retrato de Benson “se lee como una descripción de nuestro siglo”, especialmente al describir cómo la vida humana pierde valor en un entorno dominado por la eficiencia técnica y la lógica del descarte.
UNA OBRA LITERARIA CON PROFUNDIDAD ESPIRITUAL
Más allá de su dimensión profética, Lord of the World ha sido valorada como novela de gran densidad humana y espiritual. La escritora Eleanor Bourg Nicholson destaca su fuerza narrativa: personajes reales, conflictos creíbles y un trasfondo místico que combina especulación y fe.
El género distópico abre un espacio privilegiado para examinar preguntas fundamentales:
- ¿Cuál es el destino último del hombre?
- ¿Qué papel ocupa Dios en la historia?
- ¿Cómo discernir entre salvación y condenación?
Benson sitúa esas preguntas en un escenario límite, donde la Iglesia parece reducida a un resto fiel, recordando al lector que la esperanza cristiana no se eclipsa ni ante el Anticristo ni ante el aparente triunfo del mal.
UN LEGADO QUE INFLUYÓ EN LAS GRANDES DISTOPÍAS DEL SIGLO XX
El escritor Joseph Pearce subraya que la obra fue pionera e influyó en autores como Aldous Huxley y George Orwell. Su lectura muestra un análisis adelantado a su tiempo sobre las sociedades tecnocráticas y los totalitarismos del siglo XX.
Benson incluso escribió una obra posterior, The Dawn of All, como contrapeso más luminoso a la visión sombría de Lord of the World. Sin embargo, para Pearce, la novela original no es pesimista: el final apocalíptico abre la puerta a la Segunda Venida, el triunfo definitivo de Cristo.
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