Un debate que vuelve al centro: el Vaticano advierte contra una visión “supersticiosa” de María como Corredentora
20 de noviembre del 2025
El reciente documento Mater populi fidelis, publicado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ha reabierto un viejo debate dentro de la Iglesia: ¿puede llamarse a la Virgen María “Corredentora” o “Mediadora”? Para el P. Maurizio Gronchi, consultor del mismo Dicasterio y uno de los presentadores del texto, estos títulos —arraigados en la devoción popular de algunos fieles— no solo resultan teológicamente imprecisos, sino que pueden conducir a malentendidos graves sobre la misericordia de Dios y el papel de María en la historia de la salvación. Sus declaraciones han generado un intenso eco entre teólogos, mariólogos y fieles.
“No es misión de María frenar la ira de Dios, sino mostrarnos con su vida quién es Él y cómo ama”.
Un documento que busca depurar la devoción mariana
El P. Maurizio Gronchi ha sido claro: considerar a la Virgen como una especie de “intermediaria” destinada a apaciguar a un Dios airado no solo distorsiona el Evangelio, sino que cae en formas de religiosidad que rozan la superstición.
En conversación con ACI Prensa explicó: “Es superstición creer que María debe convencer a Dios para que sea misericordioso. Quien piense así, no está en coherencia con la fe cristiana”.
El documento, firmado también por el Papa León XIV, exhorta pastoral y doctrinalmente a evitar el uso de los títulos “Corredentora” y “Mediadora”, recordando que la Trinidad actúa desde una unidad indivisible de amor.
Según Gronchi, emplear esos términos como si María supliera la obra de Cristo conduce a una comprensión errada: “Pensar que necesita interceder para que Dios cambie de actitud hacia nosotros desvirtúa la esencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
Esta toma de postura no es nueva: el Dicasterio —antes Congregación para la Doctrina de la Fe— ya había desestimado en repetidas ocasiones la posibilidad de proclamar un dogma con esos títulos, a pesar de la devoción sincera de muchos fieles que los emplean.
Un debate antiguo que reaparece: Juan Pablo II, Ratzinger y la tradición reciente
Aunque algunos sectores esperaban que la Iglesia avanzara hacia una definición dogmática, la historia reciente muestra lo contrario.
El texto vaticano revela que San Juan Pablo II, gran promotor de la espiritualidad mariana, pidió en 1996 al entonces Cardenal Joseph Ratzinger que estudiara si tales expresiones podían considerarse doctrinas de fe.
El P. Gronchi aclara:
“Juan Pablo II las había usado en sentidos espirituales y devocionales, pero cuando Ratzinger señaló que no eran precisas, dejó de utilizarlas por completo”.
De hecho, en Redemptoris Mater (1987), la gran encíclica mariana del Papa polaco, esos términos no aparecen. Tampoco fueron empleados por Pío XII, San Juan XXIII o San Pablo VI, ni por el Concilio Vaticano II, que ofreció una visión teológica sólida, equilibrada y plenamente eclesial de María.
Para Gronchi, la enseñanza de la Iglesia ha sido ya abundante y clara sobre la identidad de la Madre del Señor:
- Madre de Dios (431)
- Virginidad perpetua (649)
- Inmaculada Concepción (1854)
- Asunción (1950)
Estas verdades constituyen —dice— el máximo reconocimiento doctrinal a la misión de María en la historia de la salvación, por lo que “no parece necesario afirmar nuevas verdades sobre ella”.
El silencio de los mariólogos: ¿cautela o disenso?
Uno de los puntos más llamativos señalados por el P. Gronchi ha sido la ausencia de mariólogos en el proceso de elaboración y presentación del documento.
Históricamente, el trabajo del Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha sido colegial: consultaba expertos, académicos y especialistas externos para cada tema. Sin embargo, esta vez —según el consultor vaticano— “no se encontraron mariólogos colaborativos”.
Ni los profesores del Marianum, la facultad teológica más prestigiosa en estudios marianos, ni los miembros de la Pontificia Academia Mariana Internacional (PAMI) acompañaron la nota doctrinal en su presentación oficial. Para Gronchi, esta ausencia podría interpretarse como una forma de “silencio significativo”, cercano a un posible desacuerdo.
El consultor recuerda que la PAMI ha tenido un rol clave en debates anteriores. Ya en el XII Congreso Mariológico Internacional de Czestochowa (1996), la Academia afirmó que no era oportuno avanzar hacia la declaración de María como “mediadora”, “corredentora” o “abogada”.
Aun así, la sensibilidad popular hacia estos títulos continúa viva en algunos ambientes, lo que explica la repercusión que ha tenido la nota doctrinal.
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