El hábito de San Pío de Pietrelcina viaja por primera vez a Estados Unidos: un encuentro histórico con la fe viva del santo de los estigmas
09 de octubre de 2025
Los fieles estadounidenses vivirán por primera vez la oportunidad de venerar el hábito completo que usó San Pío de Pietrelcina, más conocido como Padre Pío. La reliquia llegará desde el convento de Nuestra Señora de Gracia, en San Giovanni Rotondo, Italia, y será expuesta del 11 al 14 de octubre en el Centro Nacional de Padre Pío, en Pensilvania. Este hecho sin precedentes permitirá a miles de devotos acercarse a una de las figuras más queridas del siglo XX, cuyo testimonio sigue inspirando fe, penitencia y oración en todo el mundo.
“Esta visita sin precedentes es una oportunidad extraordinaria para compartir una reliquia íntima del Padre Pío con sus devotos”, expresó Vera Marie Calandra, vicepresidenta del Centro Nacional de Padre Pío.
«Venerar el hábito de Padre Pío es tocar con el corazón la historia viva de un santo que hizo del sufrimiento un camino de amor y de la oración una puerta abierta al cielo.»
Un acontecimiento sin precedentes en tierras americanas
El viaje del hábito de San Pío marca un hito histórico para la Iglesia en Estados Unidos, pues nunca antes una reliquia de tal magnitud había cruzado el Atlántico para ser venerada fuera de Europa.
El Centro Nacional de Padre Pío, ubicado en Barto (Pensilvania), ha sido designado como sitio jubilar de la diócesis de Allentown, y se prepara para acoger a miles de peregrinos que acudirán desde distintos estados del país.
Desde San Giovanni Rotondo —lugar donde el santo vivió, celebró misa y ofreció su vida por los fieles—, un grupo de frailes capuchinos italianos ha emprendido este viaje sagrado. Ellos custodiarán el hábito, considerado un testimonio silencioso de la entrega y el sufrimiento redentor del santo estigmatizado.
Nick Gibboni, director ejecutivo del Centro Nacional, expresó con emoción la relevancia espiritual de la visita:
“Estamos enormemente bendecidos de mantener una relación fraterna con los frailes hermanos de Padre Pío. Este acontecimiento fortalecerá aún más nuestro vínculo con San Giovanni Rotondo y con el corazón espiritual del santo”.
Durante los días 11 al 14 de octubre, el centro se convertirá en epicentro de oración, reflexión y peregrinación, con una serie de actos litúrgicos, procesiones y momentos de veneración personal.
Las celebraciones comenzarán el sábado 11 con una Misa solemne presidida por los frailes capuchinos del santuario italiano, seguida de una procesión en honor al Padre Pío.
El domingo 12 se repetirá la misma estructura de oración y Eucaristía, mientras que el lunes 13 el Obispo Emérito de Harrisburg, Mons. Ronald Gainer, presidirá una Misa en inglés, y posteriormente los frailes celebrarán otra en italiano. El cierre del evento, el 14 de octubre, contará con la presencia del Obispo de Allentown, Mons. Alfred Schlert, quien presidirá la Misa principal del día.
Una reliquia que habla del misterio del sufrimiento redentor
El hábito del Padre Pío no es una reliquia más: es el testigo silencioso de una vida marcada por el dolor, la oración y la entrega total a Dios. En esa tela se inscriben, invisiblemente, los años de penitencia, las confesiones interminables, las lágrimas ofrecidas por los pecadores y los estigmas que el santo llevó durante cinco décadas.
San Pío de Pietrelcina —fraile capuchino, sacerdote y místico— fue una de las figuras espirituales más impactantes del siglo XX. Recibió los estigmas de Cristo en 1918 y fue conocido por su vida de intensa oración, su caridad sin límites y su don de consejo espiritual.
Miles de testimonios narran milagros y conversiones ocurridos por su intercesión: desde curaciones físicas hasta reconciliaciones familiares y retornos a la fe. También se le atribuyen experiencias místicas extraordinarias, como la bilocación, la lectura de almas y los combates espirituales contra el maligno.
El Papa San Juan Pablo II lo canonizó en 2002, presentándolo al mundo como modelo de sacerdote santo y confesor incansable. Su tumba, situada en el Santuario de Santa María de las Gracias, en San Giovanni Rotondo, continúa siendo uno de los lugares de peregrinación más visitados de Europa, con millones de fieles cada año.
El traslado temporal de su hábito a Estados Unidos constituye, por tanto, una invitación a redescubrir el mensaje de vida interior y conversión que marcó el legado del santo de los estigmas.
“Padre Pío sigue hablando al corazón de los hombres, recordándonos que el sufrimiento vivido con amor se convierte en fuente de gracia”, subrayó el Obispo Schlert en su comunicado previo al evento.
Un signo de comunión espiritual entre dos continentes
Tras su estancia en Pensilvania, el hábito será trasladado a Connecticut, donde continuará su recorrido espiritual en la Fundación Padre Pío de América, con sede en Cromwell. Del 15 al 18 de octubre, los fieles podrán venerarlo en la Iglesia de San Pío X, en Middletown, en un nuevo espacio de oración y recogimiento.
Los organizadores esperan una gran afluencia de peregrinos no solo de Estados Unidos, sino también de Canadá y Latinoamérica. Para muchos, esta oportunidad representa una experiencia de fe irrepetible, un encuentro íntimo con el testimonio tangible de un hombre que vivió y sufrió por amor a Cristo.
Durante las jornadas, además de las celebraciones litúrgicas, el Centro Nacional ofrecerá momentos de adoración eucarística, rezo del Rosario, confesiones y bendiciones con reliquias menores del santo. También se espera la participación de jóvenes, comunidades hispanas y grupos parroquiales que viajarán en peregrinación organizada.
“Queremos que cada persona que se acerque a venerar el hábito experimente el amor de Dios que transformó la vida de Padre Pío. No se trata solo de mirar una prenda, sino de dejarse tocar por el mensaje que encarna: la oración, la humildad y la esperanza en medio del sufrimiento”, afirmó Vera Marie Calandra.
El evento ha sido descrito por la Diócesis de Allentown como “un puente espiritual entre San Giovanni Rotondo y América”, un signo de comunión universal que recuerda que los santos no pertenecen a un solo lugar, sino a toda la Iglesia.
La herencia viva del santo de los estigmas
El paso del hábito por territorio estadounidense coincide con un renovado interés por la espiritualidad del Padre Pío, especialmente entre los jóvenes católicos. Su figura —humilde, austera y profundamente humana— sigue interpelando a una generación que busca autenticidad y sentido trascendente.
El Papa Francisco, al recordar su figura en 2018, afirmó: “Padre Pío fue un servidor de la misericordia, disponible en la confesión, en la oración y en la caridad. Enseñó con su ejemplo que la cruz no destruye, sino que fecunda la vida del cristiano.”
Ese mensaje, hoy más actual que nunca, es el que los peregrinos podrán contemplar en el silencio reverente ante el hábito del santo. Una tela sencilla, gastada por los años, pero cargada de historia divina.
En cada hilo, el olor del incienso, el eco de las confesiones, la sangre de los estigmas y la esperanza de miles de almas.
Una reliquia que no muestra solo el pasado, sino que sigue siendo un signo del poder transformador de la fe y la comunión de los santos.
“Padre Pío nos recuerda que las heridas del amor no destruyen, sino que redimen; y que la santidad no consiste en no caer, sino en dejarse levantar por Dios una y otra vez.”
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