El Papa León XIV exalta a los santos esposos Luis y Celia Martin: “El matrimonio es camino de santidad y fuente de alegría eterna”
21 de octubre de 2025
Diez años después de la canonización de los padres de Santa Teresita del Niño Jesús, el Papa León XIV ha recordado en un emotivo mensaje a la diócesis francesa de Séez que el matrimonio cristiano no solo es una vocación, sino un verdadero camino de santidad. En su carta, el Pontífice propone el testimonio de Luis y Celia Martin como modelo luminoso para los matrimonios de hoy, especialmente para los jóvenes que, en medio de una cultura individualista, buscan un amor fiel, fecundo y duradero.
“Luis y Celia Martin fueron felices, profundamente felices, porque pusieron a Dios en el centro de su vida y de su familia”, expresó el Papa León XIV en su mensaje.
"El matrimonio cristiano —añadió— no es una aventura incierta, sino una alianza con Dios que da fruto en la fidelidad, en la caridad y en la esperanza."
Un aniversario que renueva la esperanza en el amor conyugal
El 18 de octubre de 2015, el Papa Francisco presidía en la Plaza de San Pedro la canonización de los esposos Luis y Celia Martin, convirtiéndolos en los primeros cónyuges elevados juntos a los altares en la historia de la Iglesia. Diez años después, su ejemplo sigue irradiando luz y esperanza.
En su mensaje al obispo de Séez, Mons. Bruno Feillet, el Papa León XIV recordó la trascendencia espiritual y pastoral de aquel acontecimiento, subrayando que la santidad matrimonial no es una excepción, sino una vocación posible para todos los esposos que buscan vivir su unión desde la fe.
“Este evento reviste especial importancia —escribió el Pontífice— porque destaca el matrimonio como un camino hacia la santidad. He aquí el modelo que la Iglesia propone a los jóvenes: un modelo de fidelidad y atención mutua, de perseverancia en la fe y de generosidad en la caridad”.
El Papa destacó que los Martin no fueron santos por vivir una existencia extraordinaria, sino precisamente por santificar lo ordinario, haciendo de cada gesto cotidiano un acto de amor hacia Dios y hacia el prójimo. En su hogar de Alençon, el trabajo, la oración y la vida familiar se entrelazaban de modo natural, y de ese amor brotó una flor predilecta de Dios: Santa Teresita del Niño Jesús, doctora de la Iglesia.
“¿Cómo pudo Teresita amar tanto a Jesús y a María si no lo aprendió primero de sus santos padres?”, reflexionó el Papa.
“En un mundo que olvida la fidelidad, los Martin muestran el rostro alegre del amor”
El Papa León XIV no dudó en confrontar el testimonio de los Martin con la realidad contemporánea. En un tiempo en que muchos jóvenes contemplan el matrimonio con temor o escepticismo, el Pontífice recordó que la fidelidad y la entrega siguen siendo fuente de felicidad verdadera.
“En estos tiempos convulsos y desorientados —escribió—, donde a los jóvenes se les presentan tantos modelos opuestos de unión, fugaces e individualistas, la familia cristiana podría parecer anticuada. Pero Luis y Celia Martin demuestran que no es así: eran felices, ¡profundamente felices!”.
El Santo Padre explicó que su alegría no se debía a la ausencia de dificultades —en su vida hubo enfermedad, pruebas y sufrimiento—, sino a la presencia constante de Dios, que fue “el centro absoluto de su existencia”.
“Esta pareja ejemplar —afirmó— da testimonio de la inefable felicidad y de la profunda alegría que Dios concede, desde aquí abajo y por la eternidad, a quienes emprenden el camino del amor fiel y fecundo.”
Con estas palabras, León XIV exhortó a los matrimonios a mantener viva la fe incluso en las pruebas, confiando en que toda vida compartida en Cristo se convierte en semilla de esperanza para el mundo.
Una vida ordinaria habitada por lo extraordinario de Dios
Luis y Celia Martin vivieron en la Francia del siglo XIX, una época de profundos cambios sociales. Él, relojero de profesión; ella, bordadora. Juntos, formaron un hogar donde la fe, el trabajo y la caridad se entrelazaban en perfecta armonía. Tuvieron nueve hijos, de los cuales cinco sobrevivieron, todas mujeres que abrazaron la vida religiosa.
León XIV destacó que su vida fue “ordinaria en su contexto histórico”, pero a la vez “extraordinaria por la presencia de Dios que lo impregnaba todo”. En su hogar, la oración era el alma de la vida familiar, y la educación cristiana de sus hijas, una prioridad esencial.
El Papa recordó que el matrimonio es una de las vocaciones más nobles y elevadas a las que Dios llama a los hombres y mujeres:
“Entre las vocaciones humanas, el matrimonio es un camino de entrega, de fecundidad y de santificación recíproca. Cuando Jesús está en el centro de la familia, todo se ilumina: las decisiones, las penas y las alegrías”.
Asimismo, el Pontífice invitó a los esposos a perseverar con valentía, recordando que amar no es siempre fácil, pero sí siempre posible con la ayuda de Dios. “A veces el camino del matrimonio puede ser difícil y laborioso —dijo—, pero cuando el amor de Cristo habita en el hogar, se convierte en un camino luminoso”.
Un modelo para las familias del siglo XXI
En su mensaje, el Papa León XIV exhortó a los fieles a redescubrir el testimonio de los esposos Martin como guía para los matrimonios actuales, muchas veces debilitados por el ritmo frenético del mundo y la fragilidad de los vínculos.
Pidió que el aniversario de su canonización sea una oportunidad para conocer mejor su vida y para que las familias encuentren en ellos “el apoyo y las gracias necesarias para proseguir el camino con alegría”.
El Papa concluyó su carta con una exhortación a todos los padres: “Presenten a sus hijos el amor y la ternura infinitos de Dios, y esfuércense por que ellos también lo amen como Él merece”.
Sus palabras, sencillas y profundas, resumen el corazón de su mensaje: el matrimonio, vivido con fe y amor, es una vocación luminosa, una escuela de santidad y una fuente de felicidad duradera.
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