El Vaticano destaca seis modelos ejemplares en la lucha contra los abusos dentro de la Iglesia
20 de octubre de 2025
La Comisión Pontificia para la Protección de los Menores ha publicado su informe anual, en el que recoge seis buenas prácticas desarrolladas en distintos países como ejemplo del compromiso de la Iglesia universal por la prevención, la reparación y el acompañamiento de las víctimas. Desde España hasta África, el documento refleja avances concretos que buscan consolidar una “cultura global de salvaguardia” dentro de la Iglesia.
“La Iglesia debe ser un espacio seguro, donde la verdad sane las heridas y la justicia abra caminos de esperanza.”
"La conversión de la Iglesia pasa por el reconocimiento del dolor de las víctimas, la reparación del daño y la firme determinación de no repetir los errores del pasado."
España: atención integral y compromiso conjunto entre diócesis y religiosos
El informe del Vaticano reconoce el Proyecto Repara, impulsado por la Archidiócesis de Madrid, como una de las experiencias más completas en materia de atención y reparación. La iniciativa ofrece acompañamiento psicológico, espiritual y jurídico a las víctimas, en un entorno de escucha y respeto. La Comisión Pontificia valora especialmente su enfoque integral, que combina atención personalizada con estrategias de prevención y sensibilización comunitaria.
Además, el documento subraya la colaboración institucional entre la Conferencia Episcopal Española (CEE) y la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), que ha permitido unificar criterios de actuación en todo el país. Este marco común de políticas de salvaguardia ha favorecido la formación sistemática del personal eclesial y la creación de oficinas diocesanas de protección.
El texto reconoce que este esfuerzo conjunto “ha sentado las bases de una red nacional dedicada a atender a las víctimas, prevenir el abuso y reparar el daño causado”, un modelo que —según la Comisión— “encarna el espíritu de corresponsabilidad que debe guiar a la Iglesia en este campo”.
Alemania y Eslovaquia: justicia, transparencia y estructuras sólidas de denuncia
Otro ejemplo señalado es el modelo alemán de reparación e indemnización, considerado uno de los más avanzados por su enfoque transparente y equitativo. En Alemania, todas las diócesis y unas setenta órdenes religiosas participan en un sistema de compensación económica que reconoce el sufrimiento de las víctimas.
Las indemnizaciones oscilan entre 25.000 y 30.000 euros, y en casos más graves pueden alcanzar los 250.000 euros. En total, la Iglesia alemana ha destinado cerca de 40 millones de euros a este proceso, que incluye también un reconocimiento formal del daño moral y espiritual causado.
El informe resalta que “la compensación económica no sustituye a la justicia, pero sí la acompaña como un gesto de responsabilidad y reparación”.
Por su parte, Eslovaquia es reconocida por la creación de una oficina nacional permanente para la recepción de denuncias, presente en las curias diocesanas del país. Esta estructura, plenamente alineada con el motu proprio Vos estis lux mundi de 2019, permite tramitar denuncias de forma rápida, transparente y segura.
El Vaticano destaca que muchas de estas oficinas son gestionadas por laicos, lo que genera un entorno de mayor confianza y confidencialidad para las víctimas. “Este modelo ayuda a reducir el temor a la exposición pública, que en culturas más reservadas puede ser una barrera para denunciar”, indica el informe.
África y América: el testimonio de una Iglesia que cuida, educa y acompaña
El documento dedica un apartado especial a África, donde resalta el programa “Catholic Care for Children in Kenya”, impulsado por las Asociaciones de Mujeres Religiosas de Kenia, Uganda, Zambia y Malawi. Este proyecto busca transformar el modelo de atención a menores, sustituyendo las estructuras institucionales por sistemas familiares y comunitarios.
Según la Comisión, este cambio promueve “la dignidad, la inclusión y el acompañamiento educativo” de los niños en situación de vulnerabilidad. Además, el informe reconoce la labor social de la Iglesia africana, que a través de sus escuelas y hospitales “complementa los esfuerzos gubernamentales en la defensa de los más débiles y la promoción del bien común”.
En América, el Movimiento de los Focolares ha sido destacado por su transparencia y sus nuevos procedimientos para gestionar denuncias. Desde marzo de 2025, el movimiento aplica el documento Procedimientos para la gestión de los casos de abusos, que obliga a remitir todos los casos al Dicasterio para la Doctrina de la Fe y al Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
El Vaticano valora la publicación de informes anuales de 2022 y 2023, así como las políticas de comunicación y formación implementadas, orientadas a “construir una cultura de prevención desde la transparencia”.
Italia: control y verificación en el traslado del clero
En el caso italiano, la Comisión Pontificia resalta la labor de la Archidiócesis de Florencia, que ha introducido protocolos innovadores en la gestión de traslados de sacerdotes. Además de incluir fondos específicos para la salvaguardia dentro del presupuesto diocesano, Florencia ha establecido un sistema de verificación previa de antecedentes para todo sacerdote extranjero que desee ejercer su ministerio en la diócesis.
Estos protocolos se realizan mediante acuerdos formales entre obispos emisor y receptor, con intercambio de documentación estandarizada. La Comisión considera que esta práctica “refuerza la confianza, la transparencia y la responsabilidad compartida dentro de la Iglesia”.
Este enfoque preventivo se enmarca en las directrices de la Conferencia Episcopal Italiana, que promueve una política de tolerancia cero frente a cualquier forma de abuso, al tiempo que fortalece la rendición de cuentas en los procesos internos.
Una Iglesia que aprende a proteger y sanar
El informe de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores refleja, con ejemplos concretos, que la Iglesia está avanzando hacia una cultura de cuidado y prevención, en la que cada comunidad local aporta su experiencia y su compromiso.
El documento insiste en que “la lucha contra los abusos no es una tarea de unos pocos, sino una responsabilidad compartida que implica a toda la Iglesia”. Subraya, además, la necesidad de mantener viva la escucha a las víctimas, la formación continua y la colaboración con las instituciones civiles.
Así, los seis ejemplos destacados —España, Alemania, Eslovaquia, África, el Movimiento de los Focolares e Italia— son presentados no solo como modelos de gestión, sino como signos de esperanza en el camino hacia una Iglesia más segura, más humana y más fiel al Evangelio.
En palabras del informe, “estas buenas prácticas no son el punto de llegada, sino el comienzo de una renovación que tiene un rostro: el de cada víctima que ha sido escuchada y acogida”.
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