El Papa León XIV llama a una “conversión ecológica urgente” y pide acciones climáticas firmes en la COP30
19 de noviembre del 2025
Con un mensaje directo, espiritual y profundamente pastoral, el Papa León XIV se dirigió a las comunidades católicas del Sur Global reunidas en Belém (Brasil) con motivo de la COP30, exhortando a los líderes eclesiales y a la comunidad internacional a no quedarse en declaraciones, sino a traducir la preocupación por la casa común en decisiones audaces. Desde Roma, el Pontífice recordó que el clamor de la creación ya no admite demoras y que la respuesta a la crisis climática es hoy una cuestión de justicia, fe y humanidad compartida.
“No es el Acuerdo lo que falla, sino nuestra voluntad de cuidarnos unos a otros y de proteger la creación de Dios”.
Una llamada global desde la Amazonía: esperanza frente a la devastación
El mensaje papal llega en un momento simbólicamente potente: líderes de América Latina, África, Asia y el Caribe se han dado cita a orillas del Amazonas, un territorio que León XIV describió como un “símbolo vivo de la creación herida”.
En su saludo, el Papa agradeció la presencia y el testimonio de los cardenales Felipe Neri Ferrão (Asia), Fridolin Ambongo Besungu (África) y Jaime Spengler (América Latina), cuya participación en la COP30 representa —según dijo— un compromiso profético en defensa de los pueblos y los ecosistemas más vulnerables.
El Santo Padre valoró que estas Iglesias locales hayan optado por la esperanza activa, en vez de caer en la resignación que provoca la magnitud del desastre ecológico. “Ustedes eligieron la acción en lugar de la desesperación”, afirmó, subrayando que la unidad y la cooperación internacional son indispensables para revertir el deterioro ambiental que afecta a millones de personas.
La urgencia de un cambio real: “El clima no espera nuestras discusiones”
Con palabras firmes y un tono pastoral profundamente humano, el Papa León XIV advirtió que el sufrimiento provocado por el cambio climático se ha vuelto cotidiano para una parte significativa del planeta.
Recordó que una de cada tres personas vive hoy en situación de elevada vulnerabilidad ante fenómenos extremos como inundaciones, sequías prolongadas, tormentas destructivas y olas de calor que ya superan la capacidad de adaptación de muchos países.
Para ellas —enfatizó— el cambio climático no es un concepto abstracto ni un debate diplomático, sino una amenaza mortal que compromete la supervivencia inmediata de familias enteras. “Ignorar a estas personas es negar nuestra humanidad compartida”, sentenció.
El Papa insistió en que aún existe una oportunidad para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C, pero que la “ventana se está cerrando” de manera alarmante. Por ello, pidió a todos los pueblos y gobiernos obrar con “rapidez, fe y profecía”, como verdaderos custodios de la creación, llamados a responder al don de Dios con responsabilidad moral.
Una política al servicio de la vida: renovar la voluntad de cumplir el Acuerdo de París
Al mencionar el Acuerdo de París —que la Santa Sede firmó y respalda activamente—, León XIV reconoció su carácter decisivo como herramienta internacional, pero fue contundente al señalar el problema principal: “No es el Acuerdo el que falla, sino nuestra respuesta.”
A juicio del Pontífice, la falta de progreso no se debe a que el tratado esté mal diseñado, sino a la resistencia de ciertos actores políticos que rehúyen asumir compromisos vinculantes o priorizan intereses a corto plazo sobre el bien común.
El Papa denunció esa falta de voluntad y recordó que el verdadero liderazgo se mide por la capacidad de servir, no por los cálculos estratégicos. Reiteró, además, que políticas ambientales firmes no son un obstáculo para el desarrollo económico, sino una “inversión en un mundo más justo y estable”, capaz de generar modelos productivos sostenibles y menos desiguales.
Finalmente, instó a enviar desde la COP30 un mensaje poderoso de unidad global: que las naciones, los científicos, las comunidades de fe y la sociedad civil caminen juntas en defensa del planeta. “Somos guardianes de la creación, no rivales por sus bienes”, afirmó, llamando a sostener el multilateralismo climático como un deber moral.
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