La Iglesia aclara el “milagro” de la reliquia de Santa Gemma: no hubo intervención sobrenatural, pero sí una lección de fe
13 de octubre de 2025
Tras la viralización de un video que mostraba una reliquia de Santa Gemma Galgani aparentemente moviéndose por sí sola en el Newman Center de la Universidad de Nebraska-Lincoln, la Diócesis de Lincoln (EE. UU.) concluyó que el fenómeno no tuvo origen sobrenatural. El informe diocesano determinó que el movimiento se debía a un simple gancho doblado. Sin embargo, el suceso ha reavivado el interés por los milagros, la prudencia de la Iglesia y la presencia cotidiana de Dios en la vida de los creyentes.
“Dios puede obrar de innumerables maneras, pero también nos enseña a reconocer su presencia en lo ordinario, no sólo en lo extraordinario.”
"No todo lo que se mueve es un milagro… pero todo milagro verdadero mueve el corazón hacia Dios"
Del asombro a la investigación: el video que dio la vuelta al mundo
Todo comenzó con un breve video difundido en redes sociales el pasado 8 de octubre, donde una reliquia de primera clase de Santa Gemma Galgani parecía moverse suavemente dentro de su vitrina en el Newman Center de la Universidad de Nebraska-Lincoln. Las imágenes, grabadas por una visitante, se propagaron rápidamente entre fieles y curiosos, atrayendo a numerosos peregrinos al lugar.
El video, compartido miles de veces, mostraba el relicario oscilando lentamente como si una fuerza invisible lo impulsara. Algunos lo interpretaron de inmediato como una manifestación sobrenatural, una “señal” de la santa italiana conocida por su intensa vida mística y sus estigmas. Sin embargo, la Diócesis de Lincoln decidió actuar con la prudencia que la Iglesia siempre aplica ante estos hechos.
El Padre Caleb La Rue, canciller de la diócesis, asumió la investigación junto a otro sacerdote. Tras analizar el relicario y reproducir las condiciones del movimiento, descubrieron que el fenómeno se debía al peso irregular sobre un gancho metálico ligeramente doblado. Al retirarse la reliquia del gancho, el movimiento cesó por completo.
“El peso no estaba distribuido de manera uniforme”, explicó el sacerdote a la agencia CNA. “Cuando probamos con otra reliquia en el mismo gancho, el movimiento fue idéntico. Eso bastó para concluir que se trataba de una causa natural.”
No obstante, La Rue subrayó que la prudencia no implica negar el misterio: “No es que estas cosas no puedan ocurrir; Dios puede obrar de innumerables maneras. Pero la Iglesia tiene el deber de mirar estos casos con un sano escepticismo, distinguiendo lo natural de lo verdaderamente sobrenatural.”
“El discernimiento no apaga la fe; la purifica para que sepamos ver a Dios donde realmente está.”
Los milagros: entre la fe y la razón
La investigación de la diócesis recordó a muchos fieles el riguroso modo en que la Iglesia aborda los presuntos milagros. Según el experto Michael O’Neill, conductor del programa Miracle Hunter de EWTN, “en los tiempos modernos, la Iglesia raramente investigaría un fenómeno como el movimiento de una reliquia”, ya que los milagros reconocidos oficialmente se centran en ámbitos muy específicos: curaciones inexplicables, apariciones marianas, milagros eucarísticos, imágenes que lloran y cuerpos incorruptos.
Cada uno de estos casos, explicó O’Neill, sigue un proceso exhaustivo que combina teología, medicina y ciencia, y que exige descartar toda explicación natural antes de atribuir un hecho a la intervención divina.
El Padre La Rue, sin embargo, recordó que la posibilidad de lo sobrenatural nunca está excluida. “Es posible que una reliquia se mueva por voluntad divina. Pero la Iglesia, con sabiduría, pide cautela para que nuestra atención se dirija a los signos verdaderamente milagrosos, no a aquellos que pueden distraernos del centro de nuestra fe: Cristo presente en la Eucaristía.”
La Diócesis de Lincoln, en su comunicado oficial, reafirmó esta enseñanza: “Dios nos rodea de milagros todos los días, siendo la presencia real del Señor en el Santísimo Sacramento el más grande de todos.”
Durante los días en que se difundía el video, el Newman Center mantenía exposición eucarística permanente, lo que llevó al propio La Rue a interpretar el episodio como una invitación providencial: “Aun si esto no fue un milagro visible, sí fue una oportunidad para volver la mirada hacia el milagro cotidiano de la Eucaristía, signo supremo de la presencia de Dios entre su pueblo.”
“El milagro más grande no siempre se mueve ante los ojos, sino en el corazón que vuelve a creer.”
La presencia de Dios en lo ordinario
El caso de la reliquia de Santa Gemma, lejos de generar desilusión, ha suscitado en la comunidad universitaria una reflexión profunda sobre la presencia constante de Dios en la vida diaria.
“Tal vez muchos esperaban un milagro visible”, reconoció el Padre La Rue, “pero eso no significa que Dios no haya actuado. Quizás solo quería recordarnos que su amor se manifiesta en gestos simples, en la oración, en el servicio, en el perdón.”
El sacerdote invitó a los fieles a no buscar siempre lo espectacular, sino a “prestar atención a las pequeñas formas en que Dios nos habla cada día”. Para él, el suceso ayudó a muchos jóvenes del Newman Center a redescubrir la importancia de la adoración eucarística, donde “el milagro más grande está siempre presente, aunque no lo notemos”.
El centro universitario, donde La Rue reside, se ha convertido en un foco de renovación espiritual entre los jóvenes católicos de Nebraska. Según explicó, más de 70 personas ingresaron el año pasado a la Iglesia a través del programa de Iniciación Cristiana para Adultos. “Vemos a muchos jóvenes que se acercan buscando algo más profundo, algo que el mundo no puede ofrecerles: la paz, la alegría y la libertad que sólo se encuentran en Cristo.”
Las misas dominicales suelen estar repletas, y el ambiente de oración constante ha hecho del Newman Center un símbolo de esperanza en medio de una cultura marcada por la prisa y la superficialidad.
“Dios sigue actuando, pero a veces no lo hace moviendo objetos, sino corazones.”
Milagros, discernimiento y fe viva
La Santa Sede ha actualizado en los últimos años las normas sobre el reconocimiento de presuntos milagros, adoptando la expresión nihil obstat (“nada lo impide”) como la forma más alta de aprobación en casos donde se perciben signos del Espíritu Santo, pero sin declaración definitiva de sobrenaturalidad. Esta cautela busca proteger a los fieles de interpretaciones precipitadas o fraudulentas.
El caso de la reliquia de Santa Gemma Galgani se cierra, pues, sin atribución sobrenatural, pero deja abierta una enseñanza espiritual más profunda: la fe no necesita lo extraordinario para sostenerse, porque el mayor milagro es la presencia viva de Dios entre los suyos.
En palabras del Padre La Rue, “aunque este hecho no sea milagroso, puede ayudarnos a mirar con otros ojos lo que sí lo es: la Eucaristía, la conversión, la reconciliación, la vida misma.”
Así, de un video viral nació una catequesis sobre lo esencial: Dios actúa de manera silenciosa pero constante, incluso cuando el ruido del mundo busca distraer nuestra atención.
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