León XIV ensalza a Enrique Shaw, el empresario que mostró que la santidad también puede vivirse en la industria
18 de noviembre del 2025
La figura de Enrique Shaw vuelve a brillar en el corazón de la Iglesia gracias al Papa León XIV, quien ha reivindicado públicamente su legado como ejemplo luminoso de liderazgo cristiano en el mundo empresarial. En un mensaje dirigido a los participantes de la 31.ª Conferencia Industrial de Argentina, el Santo Padre recordó que este empresario argentino —venerable desde 2021 y cada vez más cerca de la beatificación— encarnó con radical coherencia la Doctrina Social de la Iglesia en su vida, su trabajo y sus decisiones corporativas. Con apenas 41 años, Shaw dejó una huella que hoy la Iglesia presenta como modelo para la economía contemporánea: un camino donde la rentabilidad se ordena al bien común y donde la dignidad humana constituye el centro de toda gestión.
“La vida de Enrique Shaw demuestra que la eficacia económica y la fidelidad al Evangelio no sólo son compatibles, sino profundamente fecundas”.
Un empresario que eligió el servicio antes que el privilegio
Nacido en 1921 en el Hotel Ritz de París, Shaw creció rodeado de comodidades propias de la élite argentina. Sin embargo, lejos de acomodarse en una existencia de privilegios, optó por un itinerario marcado por el sacrificio, el trabajo honesto y la entrega generosa a quienes más lo necesitaban. Su ascenso profesional nunca lo alejó de su vocación más profunda: transformar el ámbito empresarial desde dentro, integrando la fe en cada decisión corporativa.
Fue precisamente esa coherencia —vida interior, espíritu de servicio y mirada vinculada al bien común— lo que el Papa León XIV destacó ante los líderes industriales reunidos en Buenos Aires. Para el Pontífice, Shaw encarna la certeza de que “la caridad puede penetrar incluso en las estructuras industriales y financieras”, recordando que su legado demuestra que la gestión económica, cuando se vive desde Cristo, se convierte en un instrumento de evangelización.
A lo largo de su trayectoria, Shaw rompió esquemas: impulsó salarios dignos, promovió programas de formación para sus trabajadores, atendió las necesidades de sus familias y se preocupó activamente por la salud física y espiritual de quienes formaban parte de sus empresas. Su liderazgo se distanció por completo de la lógica fría del beneficio económico como único criterio de éxito, apostando en su lugar por un estilo empresarial profundamente humano.
Un pionero de la Doctrina Social de la Iglesia en la empresa moderna
El Papa subrayó que la vida y las decisiones de Shaw se inspiran de modo explícito en la encíclica Rerum Novarum, firmada en 1891 por León XIII y considerada el punto de partida de la Doctrina Social de la Iglesia en su formulación actual. Ese documento denunciaba con fuerza la explotación laboral y recordaba que ni la justicia ni la humanidad pueden aceptar la deshumanización del trabajador.
Siguiendo esa línea, Shaw orientó su labor profesional hacia un modelo productivo que rechazaba la lógica del rendimiento llevado al extremo. Para él, la empresa no era un engranaje autónomo, sino una comunidad de personas donde cada trabajador debía sentirse parte de un proyecto compartido. Su legado anticipó décadas antes lo que hoy se conoce como Responsabilidad Social Empresarial (RSE), poniendo en práctica iniciativas concretas para mejorar la vida de los empleados y promover una verdadera ética corporativa.
Ese compromiso lo llevó a fundar en 1952 la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), una institución que hoy continúa siendo referente en la promoción de un liderazgo empresarial inspirado en el Evangelio. Allí, Shaw formó a dirigentes para que entendieran su misión no sólo como una tarea técnica, sino como una vocación al servicio del país, de las familias y de la justicia social.
El Papa León XIV recordó también que Shaw no estuvo exento de sufrimiento: fue encarcelado durante el gobierno de Juan Domingo Perón en 1955 y poco después tuvo que enfrentarse a una enfermedad terminal que marcaría sus últimos años. Sin embargo, incluso desde el dolor ofrecido, siguió acompañando a sus empleados y animando a quienes trabajaban con él. Esa fidelidad hasta el final, afirmó el Pontífice, lo convierte en “modelo actual” para quienes hoy tienen en sus manos decisiones que afectan a miles de familias.
Un modelo para la economía del bien común y para los líderes del presente
La propuesta del Papa no se limita a recordar a un empresario ejemplar: León XIV presentó a Shaw como una respuesta urgente para un tiempo en el que la dignidad laboral continúa siendo vulnerada en muchos sectores del mundo globalizado. Frente a un sistema que a menudo sacrifica personas en nombre de la eficiencia, el Santo Padre reclamó líderes que sitúen a Cristo en el centro de su acción profesional.
“El mundo necesita con urgencia empresarios y dirigentes que, por amor a Dios y al prójimo, trabajen en favor de una economía que esté al servicio del bien común”, afirmó en su mensaje. Y al hacerlo, señaló a Shaw como una brújula moral y espiritual para quienes desean transformar la cultura empresarial desde la fe.
Su muerte, el 27 de agosto de 1962, llegó tras una lucha serena contra un cáncer agresivo. Aun así, su testimonio de confianza total en la Providencia, su servicio incansable y su compromiso con los trabajadores han perdurado hasta hoy como signo elocuente de que la santidad también puede vivirse desde un escritorio, una fábrica o una sala de juntas.
La causa de beatificación de este precursor argentino avanza con paso firme en el Vaticano, y todo apunta a que su figura seguirá creciendo en devoción y reconocimiento dentro de la Iglesia.
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