El demonio
15 de abril de 2025

Ya se ha comentado en anteriores temas lo que implica la Dictadura del Relativismo, que pretende hacernos creer que nada es malo y que no existe el pecado. Inclusive se llega al absurdo de declarar que Dios no existe.
Aquí hay dos grandes paradojas. La primera consiste en pensar que, si Dios no existiera, tampoco existiría el demonio y nosotros todavía menos, obviamente. La segunda gran paradoja es que a Dios le agrada (perdonando la expresión) que lo alabemos, lo adoremos y le demos la Gloria que sólo Él merece. A Satanás le interesa, y mucho, que no se crea en él, de cierta manera, pasar desapercibido. Ello debido a que, entre otras de sus “características” es el ser astuto por excelencia; astucia para el mal, lógicamente.
Su Santidad el Papa Francisco habla muy seguido del “príncipe de la mentira”, el demonio, y la forma como nos ataca.
Este tema es importante, porque todos nosotros y me refiero a los que somos creyentes y queremos salvarnos, deseamos superar la prueba de amor al Señor, que es para lo que hemos venido a este mundo, pero todos aquellos que ya no han logrado superar esta prueba, sean demonios o personas reprobadas, tienen un vivo interés en que les acompañemos eternamente es su reino de tinieblas y odio donde ellos se encuentran.
Y no es que quieren que les acompañemos por razón de amor debido a que ellos, al no haber querido entrar en el ámbito del amor del Señor, lo que les pide su naturaleza trastocada es el odio, y nos odian de la misma forma que ellos entre sí se odian y hasta se odian a sí mismos.
«A Satanás le interesa, y mucho, que no se crea en él, de cierta manera, pasar desapercibido. Ello debido a que, entre otras de sus “características” es el ser astuto por excelencia; astucia para el mal, lógicamente.»
Su odio al Señor es esencialmente lo que les mueve a tratar de herirle en aquello que Él tanto ama, que somos nosotros y por ello un alma conquistada para su condenación es un gran triunfo para ellos.
Todo lo anterior tiene como consecuencia para nosotros, que, con autorización del Señor, el demonio o cualquiera de sus súbditos, nos estén tentando continuamente, pero nunca pueden hacerlo con una fuerza superior a nuestra capacidad de resistencia.
Aunque parezca contradictorio, esto es bueno para nosotros, pues sin demonios que nos tienten no tendríamos escalera para subir al cielo porque una tentación vencida nos crea un mérito de gloria futura y por otro lado las tentaciones vencidas, nos fortalecen y aumentan esa maravillosa posibilidad. Para el Cielo hemos sido creados.
Ninguno de nosotros somos tentados de la misma forma, hay que tener presente que nuestro enemigo es muy superior mentalmente a nosotros, conoce perfectamente nuestros puntos flacos y en parte puede entrar en nuestras potencias, pero nunca abiertamente en nuestra voluntad, porque de ésta nosotros somos señores y soberanos. Pero el Demonio, que nunca se da por vencido, no tiene otra cosa que hacer, y condiciona nuestros actos de forma que indirectamente pueda vencer nuestra voluntad.
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